Ayer tuvimos la oportunidad de tener nuestra tercer sesión de oración mental. Como cada semana, Cristo, oración y silencio fueron el espacio para tener un encuentro personal con él. El elemento extra de esta ocasión fue el incienso. Así frente a Jesús sacramentado un turíbulo quemaba en honor a él esa resina que ha sido utilizada por muchísimo tiempo para indicar la presencia de Dios.
En el alma resonaba aquella frase nacida de un espíritu orante: "Suba, Señor, á tí mi oración, como incienso en tu presencia". Y en medio del cielo la nube de incienso se elevaba en veces tranquila y otras violenta como teniendo vida propia, mientras que en el corazón de los que orabamos se luchaba por entrar en una conversación confiada con con aquel que sabemos nos ama.
Asi seguiremos cada semana teniendo este breve espacio de 30 minutos de oración, de encuentro con una persona, persona que escucha, pero que tambien habla, persona que consuela que consuela y que también exige, persona que ama y por eso corrige, la tercera persona de la Santísima Trinidad, Cristo, nuestro Señor.
Sigamos en oración constante, sin desfallecer; oremos no solo por nosotros, sino por todos aquellos que nos han pedido una oración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario